LA BURBUJA DEL ABSURDO


Publicado en El Plural el 13 de diciembre de 2011


Para que la cultura neoliberal triunfe es necesario haber colonizado antes las mentes. El miedo, terror, a quedar excluido del mundo laboral, lo que te convierte en un desecho  por una parte pero, al mismo tiempo,  el uso del ámbito laboral para adoctrinar, acostumbrar, provocar la adaptación completa de las personas a ese mundo invivible ya ha sido denunciado sobradamente. La sociedad neoliberal exige trabajadores con mentalidad neoliberal preparados para aceptar métodos de trabajo inhumanos y valores neoliberales: competencia extrema, terror al despido, aceptación de reglas absurdas sin protestar, criterios de eficiencia dictados arbitrariamente por la empresa, rentabilidad a costa de lo que sea, cosificación del trabajador/a, individualismo extremo, desaparición o minusvaloración de cualquier valor que no se adecúe a las exigencias empresariales, saber venderse, sea eso lo que sea…La locura neoliberal conduce al aumento exponencial de los suicidios en el lugar de trabajo. Eso en lo que se refiere a los seres humanos.

Pero el sistema económico globalizado que nos rige en este capitalismo tardío ha instaurado también como una de sus características principales la especulación con humo, el dinero virtual, los bienes virtuales que a su vez provocan burbujas (es decir, la constatación de que no era nada), la compra-venta de toda actividad humana, no sólo las relacionadas con el trabajo, sino ya también con actividades que antes se consideraba que debían quedar resguardadas del mercantilismo extremo: el arte, el ocio, la investigación, los cuidados, la salud…De todo se puede producir dinero y beneficio. Y en este camino enloquecido muchas veces nos encontramos de frente con el completo absurdo. Un absurdo que se trata con seriedad, como si tuviera entidad real; es la burbuja del absurdo.

Uno de los signos extremos de este absurdo generalizado es la invención de una serie de servicios-humo en torno a las actividades de las personas que trabajan en las empresas. Alrededor de cualquier actividad pensable de los trabajadores/as se han creado una serie de empresas que venden cosas completamente absurdas pero muy caras que las empresas compran porque a su vez éstas venden también humo a otras empresas que a su vez lo transforman en beneficios. De toda esa cadena, al final, no ha salido nada real ni valioso pero por el camino se ha hecho dinero y se ha usado a los trabajadores/as como cosas no pensantes. En fin, son esas empresas de servicios llamadas «consultorías» que nadie sabe para qué sirven pero que todo el mundo  padece.

Pues por fin me ha tocado. Estoy haciendo en mi oficina un curso de asistencia obligatoria y que me ocupa muchas horas. Un curso de rimbombante nombre en inglés en el que se nos pretende formar en no sé qué. El curso, que debe salir carísimo, es un conjunto de obviedades, estupideces, y afirmaciones risibles que pretenden «formar capital humano de acuerdo al avance tecnológico» y que en definitiva pretende que nos acostumbremos a la imbecilidad. Se supone que vamos a hacer proyectos, no se sabe de qué tampoco; así, en general. Para ello nos han dado un libro de texto de 150 páginas en el que pueden leerse cosas como: «Un proyecto puede generar: un producto, la capacidad para suministrar un servicio, un documento, la construcción de un edificio». O bien: «las restricciones son elementos que limitan las opciones y los resultados del proyecto. Cuando realizamos el proyecto, hay que equilibrar las restricciones ya que estas influyen en los resultados del proyecto»

Hay varias hojas en las que nos explican que el proyecto se compone de «Inicio, planificación, ejecución y cierre», con muchos diagramas, claro y después varias páginas con las definiciones de dichas variables , aquí llamadas ítems. El «cierre», por ejemplo, consiste en asegurarse de que el proyecto se ha completado. Luego viene el capítulo de «Equipo».  «Un equipo es un grupo de personas que trabajan para alcanzar metas y objetivos comunes». También son destacables los métodos que se nos describen  para realizar una estimación sobre la duración del proyecto. Son varios pero mis preferidos son «la estimación heurística» que a pesar de su nombre se nos explica que consiste en  «el método del pulgar, es decir, la experiencia»,  y la «estimación de Tres Valores (ETV) que son: el cálculo pesimista, el optimista y el más probable». Al parecer se cogen esos tres cálculos, se hace la media…y eso es lo que va a durar el proyecto. También tenemos un capítulo dedicado a la resolución de conflictos y sus técnicas. Estas son, por orden:» confrontar, colaborar, consentir, suavizar, apartarse y forzar». Cada una de ellas es definida en un enorme párrafo que supongo que habrá que estudiar para el examen final. Y para terminar el capítulo se nos dice: «El conflicto se debe resolver lo antes posible y la mejor técnica es confrontar, y la peor forzar». Muy bien.

Imbécil, absurdo, banal, pero ideológicamente perverso y muy caro. Además ocupa tiempo, esfuerzo, mente, pero sobre todo doblega. Cuando llevo varias horas viendo eso mismo que acabo de escribir en un Power Point en la pared tratando de mantenerme atenta porque me van a preguntar puedo asegurar que estoy transformada. Mi mente está hecha trizas. Ya sé que os vais a reír, pero no es de risa, la lógica del sistema es así, ¿Qué empresa no contrata a una consultoría para que «forme» a sus trabajadores en idiotez? Me van a despedir, lo sé.


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