Publicado en El Plural el 29 de junio de 2011
Queda feo decir: “Te lo dije”, pero, a veces, poder decir Te lo dije, alivia la frustración. Pues eso, que fuimos muchos los que lo dijimos. Que tanta inauguración del AVE, tanto gasto, tanto fasto, en definitiva, tanto AVE era económicamente indigerible, energéticamente ruinoso y socialmente innecesario. Que esas fastuosas inauguraciones de estaciones lujosísimas en medio de la nada, no tenían ningún sentido. No sólo porque era absurdo en sí mismo, porque no hacía falta un AVE de Albacete a Cuenca, por ejemplo, sino que además esos AVES significaban abandonar la velocidad media, cuyos estándares de calidad han descendido a niveles tercermundistas. Yo, desde que todo es AVE he vuelto a viajar en autobús porque no me compensa el precio. Antes viajaba en al TALGO tan ricamente.
Es lo propio de los nuevos ricos, que hace unos meses aun pretendíamos ser. Igual que inaugurar un aeropuerto en Guadalajara o Castellón. Todo nuevo, todo caro, todo lujoso, todo moderno; y todo político, cada político quiere su AVE o su aeropuerto. Un político no es nada si no inaugura una costosísima infraestructura. Nada de pensar en la eficiencia, en la utilidad, en el precio, en el coste. Aun nos queda por llenar Galicia de AVE, y todo porque el Ministro Blanco es gallego y Feijó no podría soportar ser Presidente de una Comunidad sin Alta Velocidad, y nos queda también el AVE cántabro que no puede soportar conectarse al AVE a Bilbao, lo que sería lo lógico. Que haya habido que cerrar el absurdo AVE de Albacete no hace que nadie se de por aludido, eso se piensa después.
Pero, además del coste, el despilfarro del dinero público, el abandono de las políticas razonables que serían las de fomentar y modernizar los trenes de velocidad media, está el problema tan español de la responsabilidad política. Parece imposible pensar que a nadie, en unos ministerios llenos de técnicos, se le ocurriera que antes de construir una línea de AVE o un aeropuerto hay que hacer un estudio de su viabilidad económica por lo menos. ¿Nadie encargó un estudio o es que daba igual lo que los estudios dijeran? Pues me temo que, visto lo visto, es que no se hicieron estudios de viabilidad económica porque daba exactamente igual lo que estos estudios dijeran. Ahora que la competitividad y la eficiencia están tan de moda y se nos despide con tanta facilidad, ¿qué ocurre con los políticos que demuestran ser absolutamente ineficientes en el manejo de aquello que tienen que manejar? ¿Quién les despide? Mientras a nosotros, la ciudadanía normal y corriente, nos cobran, nos esquilman e incluso nos roban, ellos siguen gastando, despilfarrando, contaminando, derrochando como si tal cosa, como si les sobrara el dinero. Y debe sobrarles, total es nuestro…
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