Publicado en El Plural el 8 de julio de 2011
Ha pasado el Orgullo, otro más. Este año ha estado marcado por muchos problemas con el Ayuntamiento, especialmente los que se refieren a la Plaza de Chueca. Está claro que hay una voluntad por parte del Ayuntamiento para intentar «rebajar» en lo posible el Orgullo. Hace tiempo que la prensa ultraconservadora presiona para que se dificulte, no se den facilidades ni apoyo de ningún tipo a esta fiesta reivindicativa. Estoy segura que los años que viene serán peor aun y que los inconvenientes, las zancadillas, las imposiciones incluso van a endurecerse mucho más.
El Orgullo siempre ha estado muy amenazado desde fuera, obviamente por la lgtbfobia. Los enemigos son muchos y muy diversos. Pero el Orgullo siempre ha estado también amenazado desde dentro. Siempre ha habido una parte del mundo lgtb que ha criticado la manera en que se organiza y lo que ellxs ven como «venderse» al empresariado lgtb. Yo comparto parte de esas críticas y acepto mi responsabilidad en la parte que me toca, en cuanto que era presidenta cuando comenzó la colaboración con los empresarios. Acepto parte de las críticas y las entiendo. Entiendo, sobre todo, que se hagan pero no quiere decir que lo hubiera hecho distinto, ni que se pueda hacer de otra manera. No veo fácil que se pueda organizar de otra manera a no ser que se prohíba a los empresarios participar o a no ser que renunciemos a la manifestación y al instrumento político que aun supone. Organizar el Orgullo es una pesadilla de la que poca gente es consciente. Se trata de un maremágnum imposible de intereses de todo tipo en el que la FELGTB lo único que hace es intentar que primen los intereses reivindicativos y políticos; intentamos que no nos coman.
¿Quién puede pensar en serio que tenemos más poder que las empresas, que el Ayuntamiento, que los medios? ¿Acaso los que nos critican no saben lo que es una pequeña organización reivindicativa frente a verdaderos poderes económicos? ¿Qué poder mágico creen que tenemos? La lucha en el Orgullo es por mantener nuestro lugar y el de la política, no tanto por organizar el Orgullo como quisiéramos. Las críticas internas que pueden hacerse al funcionamiento concreto de la Federación, a la elección del lema o a la organización, todo eso es perfectamente comprensible y asumible y yo comparto a veces parte de esas críticas. Pero eso son críticas internas que no ponen en cuestión, o no deben hacerlo, la importancia de la manifestación, la magnitud del trabajo que se hace, las dificultades que hay que superar cada año.
Por ejemplo, lo de la Plaza de Chueca y los famosos auriculares… Lo de los auriculares no fue idea de la FELGTB ni a la FELGTB le importa un pito que haya o no música. Fue idea de los empresarios, pero por alguna razón, y es curioso, no se critica a éstos, sino a la Federación. A la Federación sí le parecía importante no perder la plaza de Chueca y desde ahí negociaba pero si ante la presión del Ayuntamiento los empresarios propusieron lo de los auriculares, esa tontería, y el Ayuntamiento dijo que sí, ¿Qué se supone que teníamos que hacer nosotros? ¿Negarnos? ¿a qué? ¿Qué tenemos que ver con la organización de la fiesta? ¿Por qué somos responsables de la música también cuando el hecho de que haya o no música es algo de lo que sacan beneficios los negocios de Chueca? Es cierto que prohibir la música se hacía por lgtbfobia, desde luego, pero más allá de denunciar eso ¿puede la FELGTB romper unas negociaciones en las que siempre está en desventaja sólo por la música, que no es cosa nuestra? Nosotros criticamos la lgtbfobia que supone la prohibición del ruido, pero si los empresarios quieren ceder y poner auriculares es cosa suya, ¿vamos a poner en riesgo la manifestación por hacer el trabajo sucio a los empresarios? Pues hubo momentos en que parecía que eso es lo que se nos pedía. Curioso que los que nos criticaban lo de los auriculares no criticaron en ningún momento a los empresarios, o la crítica se hiciera o apareciera mediada por una velada crítica a la FELGTB a la que se le exigía romper con todo. ¿por qué no se critica a quienes tuvieron la idea de los auriculares y luego, y esto es peor, una vez conseguido se desentendieron? ¿Por qué no se les pide a ellos que cierren sus negocios en protesta por el trato del Ayuntamiento? ¿Por qué no se les acusa, es un ejemplo de insolidarios o aprovechados y se critica a la FELGTB que lo que intenta es que los empresarios no ocupen todo el espacio? Es sorprendente.
Tampoco entiendo que se critique la supuesta comercialización del Orgullo cuando esta es muchísimo menor que en otros países, gracias precisamente al empeño de la Federación. Mis amigos extranjeros que han venido estos días me han comentado que les sorprendió lo político de la manifestación y la magnitud de la misma. A las 10 de la noche desde la Plaza de España una enorme marea de gente con pancartas políticas no dejaba de pasar. Colectivos políticos, asociaciones de defensa de los derechos humanos, sindicatos, organizaciones de todo tipo, gente que lucha… A la vista ni una sola carroza, ni una sola empresa, ni una sola marca. Cuando yo me fui del estrado, no se veía una carroza en lontananza, no se veía una sola marca, no se veía una sola empresa. Las personas que estaban desde el estrado sólo emitían consignas políticas, la gente que pasaba gritaba consignas políticas .Era una enorme manifestación política tal y como no dejaba de decirse desde el estrado. Se estará de acuerdo o no con esas consignas, pero que esto era lo que allí había no cabe duda, bastaba con estar allí para darse cuenta.
La manifestación de este año fue tan enorme que mereció salir, por ejemplo, en el Herald Tribune y en la prensa de otros países. Aquí no mereció una sola foto general sino las clásicas, y ningún comentario político destacado. Es obvio que la lgtbfobia también tiene que ver con el ninguneo de la prensa y con la invisibilidad a la que se nos somete. Despolitizarnos es una estrategia obvia que todos los medios practican con ahínco. Qué ningún periódico haya publicado una foto general, (hay que ver la que ha publicado dosmanzanas.com), que ningún periódico se haya hecho eco de las críticas al PP, de las pancartas, de las consignas contra la visita del Papa…es pura lgtbfobia. Por eso mismo me sorprende que haya gente que se suma a ese ninguneo y despolitización desde dentro del propio colectivo. Al negar el carácter puramente político de la manifestación se suman a quienes dan esa imagen falsa y distorsionada. Porque bastaba estar allí para ver que las cosas no son como las cuenta El País.
No es cuestión de cantidad, se nos dice, sino de calidad. Pero ¿qué es calidad? ¿Qué puede hacerse para hacerlo mejor? ¿Prohibir las carrozas, los disfraces? ¿Cualquier participación empresarial? Supongo que no se refieren a eso porque no es posible prohibir, por ejemplo, que los empresarios lleven sus carrozas, así que intentamos que esas carrozas no desvirtúen el sentido de la manifestación. Nadie parece valorar el tremendo esfuerzo que supone que las carrozas no se vean hasta que ha terminado lo importante de la manifestación, el esfuerzo que se hace para que no nos coman quienes tienen dinero y quienes cada año quieren más y más espacio. Podrá estarse legítimamente en contra de la política que hace la FELGTB, faltaría más, pero no es justo decir que no hace política cuando en el Orgullo lo que hacemos es intentar que la política no sea devorada. Y cada año lo conseguimos, no hay muchos países como este. No hay más que ir a Sao Paulo, Londres, San Francisco para ver que aquellas son marchas mucho menos políticas y reivindicativas que esta. No todo lo hacemos bien, desde luego, pero algunas cosas todavía las hacemos medianamente bien.
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