A Pedro Sánchez le perseguirán siempre unas palabras que, seguramente, él creyó que eran sensatas o, en el mejor de los casos, inocuas. Fue cuando dio que sus amigos de 40 y 50 años estaban molestos por ciertos discursos feministas demasiado radicales. Como ya hemos tenido ocasión de conocer a los amigos de Pedro Sánchez, no nos extraña nada que estuvieran molestos. La verdad es que el ambiente que debía reinar en el famoso Peugeot con el que Sánchez recorrió España buscando apoyos para retornar a la Secretaría General parece la recreación perfecta de una película de Fernando Esteso. Siempre he sentido curiosidad por saber de qué hablan los hombres cuando no hay mujeres delante y hasta ahora me costaba imaginar a Pedro Sánchez haciendo chistes de putas, pero ya todo es posible.
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